U-Boat Argentina

Este blog tiene como objetivo describir hechos históricos. Bajo ningún concepto se tratan temas políticos. La aparición de cualquier imagen o fotografía relacionada a regímenes totalitarios es puramente ilustrativa y relacionada a temas históricos tocados en el sitio.

Crónica de espías nazis en General Madariaga

Investigación completa publicada a comienzos de 2016 en la revista especializada WW2GP Magazine (España). Es una continuación de lo publicado en 2015 en el libro "Nazis en las sombras". La historia completa se publicará en un próximo libro.

Julio B. Mutti 
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Mediodía de primavera en la profunda carretera; 350 kilómetros al sur de Buenos Aires. Un enorme Cristo, bañado por el sol incandescente, me señala con su mano izquierda el camino de acceso al pueblo. Ancho, asfaltado y custodiado a cada lado por altos eucaliptos, me conduce hasta unas viejas vías del ferrocarril. Aquí y allá algunas casas me miran pasar detrás de sus tupidos jardines.  Atrae mi atención una muy antigua, construida con techo a dos aguas; debe ser de comienzos de siglo. Luce muy cuidada, casi inmaculada.





4 de diciembre de 1942. Sobre el pesado escritorio de madera del escribano Tejeiro hay dos altas pilas de dinero. Bien ordenadas. Nadie parece reparar en que llevan una faja blanca con grandes letras donde puede leerse “Banco Germánico de la América del Sur”… Con un ademán pausado, el Dr. Ángel Garrido Gonzalez acomoda una y otra vez su refinada corbata importada hasta que llega su turno. Toma del bolsillo interior de su chaqueta su pluma fuente y estampa su firma. Delante tiene el título de propiedad que los transforma en el dueño, al menos en los papeles, de la estancia “La Elvira” de casi 30 hectáreas, ubicada a no más de 3 ó 4 kilómetros de allí. El vendedor, Nicolás Sangorrín, sonríe y cuenta detenidamente los billetes: $27.500.- Moneda Nacional, una pequeña fortuna. Los Sangorrín son una de las familias pioneras de los Pagos del Tuyú...



                Un hombre de cabellos plateados y la cara curtida por el sol me hace señas. Está de pie bajo la vieja galería, a medio derrumbar, que cubre uno de los flancos del viejo casco. Levanta su brazo derecho y camina lentamente hacia la empalizada de madera. Mis pies siguen soldados a los tirantes de madera del guardaganado. Recién en ese momento mi mente retorna al presente. Es Roberto, el actual dueño de “La Federal”, así como bautizara el Ejército Argentino a la chacra luego de tomar el botín de una guerra sólo librada en el terreno del espionaje y las intrigas. El hombre está cerca de sus ochenta, pero sus recuerdos están tan vivos como su vieja estancia de fin de semana, la que ya casi no frecuenta. Lucho, el casero, combate incansablemente con una bicicleta oxidada, mientras mi atento anfitrión y yo nos disponemos a hurgar entre la historia y el polvo.
          ...
Restos de los pilares donde los alemanes instalaron los equipos

Entrada al sótano. Allí se ocultaban los equipos
              Volvemos a salir del viejo elefante gris de 1918 y tomamos el sendero hacia los fondos del parque que rodea la vieja construcción. Las piñas resecas crujen y se parten bajo mis pies, hay cientos de ellas. Entre las flores silvestres y la gramilla arremolinada hay numerosos huesos de ovejas, rasgados hasta el cansancio por los perros del casero. Levanto uno muy grande, es un cráneo. Los dientes brillan bajo el tórrido sol de primavera. A lo lejos, detrás de un granero pintado de blanco, asoma el viejo molino de viento, salpicado por el óxido implacable, que le da una tonalidad rojiza a sus aspas. Luego la inmensidad de la llanura pampeana, interminable, apenas invadida aquí y allá por pequeñas manchas parduzcas, otras claras o negras. Todas brillan bajo el sol de noviembre; son los caballos de Roberto, un puñado, los que quedan de otros tiempos ya lejanos...
           
Foto de la época en que la casa fue adquirida por el SD.
Gentileza de los dueños actuales.

Conversamos animadamente debajo de un pino imponente. En realidad es toda una hilera que llega hasta la el camino de tierra. Es muy alto y grueso, y riega sus piñas y agujas hasta el pie de un viejo aljibe que parece de la época colonial. La brisa húmeda corre suave y nos acaricia el rostro con delicadeza, hace al sitio aún más agradable, apacible, sosegado. Podría quedarme aquí sentado por horas, en el desvencijada sillón con vestigios de una ya desaparecida capa de pintura blanca, debajo del pino gigante, sintiendo el aura reposada de la chacra. Luego, sólo ver salir las estrellas, mientras imagino aquellas antiguas historias de espías, de hombres resueltos, que no utilizaban más armas que su agudo ingenio y la astucia de un lince...
Reportaje sobre los hechos
Restos de los cables de Franczok







Pasaporte para Moscú

Acabo de terminar otro libro fantástico, un verdadero bestseller de 1951. "Pasaporte para Moscú", de Michel Gordey, es un ensayo escrito bajo la oscura sombra de la amenaza de una guerra mundial atómica sin precedentes. En 1950, Gordney, ruso de nacimiento pero francés por adopción, fue llamativamente admitido por el gobierno de Stalin para realizar un viaje de dos meses a la URSS, que lo llevaría a Moscú, Leningrado, Stalingrado y Tiflis. Su fantástico dominio del idioma y su condición de ruso nativo permitieron la recopilación de un documento incomparable, especialmente signado por tratarse de momento en que el hermetismo soviético había alcanzado niveles insospechados. 

Por momentos, el periodista pudo sortear la barrera firmemente organizada que el Estado soviético, la misma que solía colocar frente a cualquier extranjero que quisiera conocer el funcionamiento de sus organismos y la vida de los hombres que los animaban. Otras tantas, Gordey sucumbió a la inquebrantable voluntad del stalinismo, siempre obsesionado con ocultar aspectos tan banales de la vida como las Universidades, bibliotecas, periódicos o los famosos Kolkhozes (granjas colectivas).

La falsedad de innumerables ideas arraigadas en Occidente sobre la URSS queda de manifiesto a lo largo de las páginas, así como también las alocadas y fatídicas “verdades” vertidas por Stalin en la mente de su población sobre Occidente. 

Gordey no se limitó a describir las antiguas ciudades en reconstrucción o a relatar un simple diario de viaje. Lo que tenemos ante nosotros es un verdadero ensayo sociológico de la mentalidad soviética, enmarcado en terror a una confrontación mundial atómica y en una URSS en plena proceso de reconstrucción y crecimiento industrial.

El libro fue un verdadero Bestseller. Fue publicado en 6 idiomas y 38 ediciones entre 1951 y 1956. Mi edición es de Emecé, 1952, Buenos Aires.

PD: Un detalle que no debe ser pasado por alto. El libro cayó en mis manos el mes pasado, agosto de 2016. Habiendo sido editado en 1952, puedo afirmar que he sido el primero en leerlo. Lo confirma que muchas páginas estaban mal cortadas por la guillotina de la imprenta, pegadas entre sí. Sesenta y cuatro años después, finalmente alguien lo ha leído...







Hitler pide que el Gobierno argentino aplique el estado de sitio en favor del nazismo

Así, textual, publicaba el diario Crítica el 26 de febrero de 1934. Y lo más curioso es que aquella afirmación, por más descabellada que pareciera, era cierta.


Durante los primeros años luego del advenimiento de Hitler, dos periódicos de Buenos Aires se opusieron fervientemente a los nazis y a sus oscuros métodos. Uno era el matutino Crítica, de los más populares de la capital, y el otro el “Argentinisches Tageblatt”, propiedad del germano Ernst Alemann. Este último era el órgano de los alemanes que resistían a la desaparición de la República de Weimar y al avance de los nazis en todos los órdenes de la vida teutona.

Ambos diarios, especialmente el Tageblatt, solían mofarse de los nazis, incluido su canciller, a quien representaban habitualmente con burdas caricaturas. Sus redactores denunciaban los abusos que comenzaban a perpetrarse en contra de los judíos en el Reich, a la vez que ponían de manifiesto los métodos brutales y la penetración hitlerista en cada ámbito, organismo u organización de Alemania.

Diario de Misiones reniega de la prepotencia
nazi en Argentina
En 1933, el ministro representante del Reich en Buenos Aires, von Kaufmann, amigo personal del enviado extraordinario y ministro plenipotenciario argentino en Berlín, Eduardo Labougle, hizo una presentación judicial denunciando a ambos diarios. Los alemanes querían a todas luces que el Gobierno argentino censurara a los periódicos que se oponían su régimen. Que los obligara a abandonar cualquier insinuación contraria a las políticas esgrimidas por el hitlerismo en el Reich. Los alemanes pretendían, sin más, que el presidente Agustín P. Justo aplicara los mismos métodos de censura que Goebbles había comenzado a aplicar en Alemania.

Para comienzo de 1934, Kaufmann había sido reemplazado por von Thermann. El nuevo representante llegaba a Buenos Aires para hacerse cargo de la Legación de Alemania y para demostrar, a diferencia de su antecesor, que estaba dispuesto a alinearse sin miramientos con sus nuevos amos nazis.

En febrero de ese año los nazis volvieron a la carga con renovado brío. Thermann presentó una descarada nota ante el ministro de Relaciones Exteriores Saavedra Lamas. El diplomático alemán amenazaba al Gobierno argentino con tomar represalias que repercutirían en las relaciones bilaterales y, como si fuera poco, recomendaba que éste se aprovechara del estado de sitio reinante para censurar a los periódicos cuestionados por los alemanes. Aún en 1934, se trataba de todo un atrevimiento impensado. (1)

Crítica y el Tageblatt, lejos de abandonar su diatriba contra Hitler, redoblaron la apuesta. Denunciaron la carta de Thermann y repudiaron vigorosamente el atrevimiento de los alemanes al sugerir que se utilizase el estado de sitio para censurar a la prensa de un país libre.

Como es de imaginarse, el reclamo de la Legación Alemana, si bien fue judicializado, no tuvo éxito. Sin embargo, no sería la última vez en que los alemanes intentaran que los dirigentes argentinos actuasen como lo harían ellos en Alemania. Aquello fue apenas el comienzo.

A continuación reproduzco completamente la nota de Thermann (2)



(1) El gobierno de Agustín P. Justo era democrático, sin embargo era el resultado del golpe de estado perpetrado años antes por Uriburu. Yrigoyen fue perseguido y encarcelado. Los levantamientos provocados en todo el país a su favor dieron como resultado la aplicación del estado de sitio. 

(2) Diario Crítica, edición del 26 de febrero de 1934. El original de la nota y el artículo de Crítica fueron extraídos por el autor del Archivo del MREC, D.P. Alemania, caja 3405.